Cómo hacer que te pasen cosas buenas

Tenía muchísimas ganas de volver a escribir. De volver a sentarme y teclear. de volver a las cosas buenas.

Estoy abrumada por la acogida que ha tenido en Internet este artículo sobre nuestro círculo de control. ¡Unas 500 visitas! No me esperaba tantas cuando lo publiqué pero me encanta ver que muchas personas lo han leído y espero que en cierto modo les haya inspirado.

Hoy quiero hablar sobre un libro que me ha marcado en los últimos meses y que fue un regalo de una gran amiga. Cómo hacer que te pasen cosas buenas, entiende tu cerebro, gestiona tus emociones y mejora tu vida, de Marian Rojas.

Sinceramente, es de esos libros que quieres tener siempre, subrayar las mejores frases y releerlo cuantas veces te haga falta. Obviamente no voy a haceros demasiados spoilers, pero sí quiero dejar unas pinceladas de dos de las ideas que más me han gustado y desarrollarlas personalmente.

En las primeras páginas del libro ya la autora nos dice cómo los millenials están sobrepasados en cierto modo.

“Viven empapados de emociones y sentimientos que les llevan a necesitar una gratificación constante para avanzar.

Vivimos en un mundo lleno de oportunidades. Esa sobreestimulación dificulta la toma de decisiones.“.

Y es que estoy totalmente de acuerdo con ello, nuestra generación y las nuevas tienen debido a Internet acceso a tanta información y tantas cosas que al final nos saturamos. O nos pasamos horas delante de la pantalla viendo videos y cosas que, ¿realmente nos aportan algo de valor?. Queremos gratificaciones instantáneas y nos hemos hecho a tener todo ya a un sólo click. El viaje reservado, el vestido comprado, la pizza pedida… y no sabemos ya lo que es ser paciente. De hecho si el móvil no funciona por unos minutos, nos agobiamos y entramos en pánico.

Muchas veces llegamos a tener incluso tanta información que no sabemos hacia donde tirar. Estamos perdidos porque, ¿cómo vamos a elegir una cosa cuando tenemos 300 opciones posibles?.

Las oportunidades están cerca, pero hay que salir a buscarlas. En mi opinión, pocas frases han hecho más daño que la de “vendrá cuando menos te lo esperas”. Nadie va a venir a buscarnos a casa para proponernos el proyecto de nuestra vida. Hay que ir a su encuentro.

Ser el dueño de tu vida. Entender que nada de lo que tienes te lo han regalado y nada de lo que quieres va a caer en tus manos por arte de magia. Detrás de ello hay un sinfín de pequeñas maniobras que has hecho, de trabajos, de oportunidades que has cogido, de elecciones e incluso de manifestaciones.

No todo es un camino de rosas ni nadie tiene todas las respuestas. Hay una frase que lleva años conmigo y que siempre me ha gustado mucho y es que “hay que ser cariñoso con uno mismo cuando se aprender algo nuevo”. En mi caso, siempre la he cambiado por ser cariñoso con una misma cuando estás un poco perdida o de bajón. Es en esos momentos cuando más te necesitas. Quiero que leáis el siguiente párrafo que escribe Marian Rojas y que no puede gustarme más:

La felicidad y la autoestima están íntimamente relacionadas. La vida es un constante volver a empezar, un camino donde uno atraviesa situaciones alegres o incluso instantes de felicidad, pero también momentos difíciles. Para ser feliz hay que ser capaz de rehacerse en lo posible de los traumas y dificultades. La razón es sencilla: no existe una biografía sin heridas. La derrotas y cómo encajarlas son lo más decisivo en cualquier trayectoria. El ser humano a lo largo de toda una vida atraviesa momentos muy exigentes y difíciles, por lo que no podrá ser feliz si no aprende a superarlos o, al menos, a intentarlo. La manera en la que cada uno se sobrepone y vuelve a empezar marca nuestra personalidad en muchos aspectos. Ese talento nace de una fortaleza interior que todos tenemos desarrollada en mayor o menos medida: la resiliencia.

No existe una biografía sin heridas ni sin decisiones, frustraciones, tristeza y caminos que se tuercen. Pero cuando tenemos un bache en la vida, lo importante no es lo que ha sucedido, sino lo que vas a hacer a continuación. A veces tenemos dos opciones: quedarnos en el sofá llorando, deprimidas y dejando que algo nos hunda, o permitirnos tener algún momento de bajón pero decir “soy fuerte y puedo con esto”. Ser resilientes y ponernos en marcha.

Y como escribe Marian, la felicidad y la autoestima están casi intrínsecamente unidas. Porque si estás fuerte y tu autoestima está bien, no te sientes tan hundida cuando estás en un bache.

¿Qué pensáis sobre el tema? ¿Os habéis leído el libro? ¡Contadme!

Si os interesa más sobre este tema, os recomiendo los siguientes libros. Algunos me han gustado más que otros, pero como cada persona es un mundo os los dejo todos por aquí por si os interesan:

Libros que aún no he leído pero los tengo en mi lista:

  • Encuentra tu persona vitamina, Marian Rojas
  • Ser feliz es urgente, Cristina Martínez
  • Ikigai, Héctor García y Francesc Miralles

Un abrazo, luz & amor

Paula

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *